McDowell arrima el número 1 a Westwood

No se mueve una hoja en Valderrama, pero Graeme McDowell se siente como si estuviera jugando en el Mar del Norte, al castigo de los duros vientos que azotan los links de aquel lugar. El último ganador del US Open, el héroe de la última Ryder Cup, se ha propulsado en el Valderrama Masters después de las dos primeras jornadas. Sus siete golpes bajo par comienzan a suponer una zanja para el resto, especialmente por la manera de negociar los últimos nueve hoyos. En dos vueltas ha cubierto ese tramo en cinco bajo par, sin errores. Nadie juega mejor los hoyos que deciden Valderrama.

McDowell, además, vence en la pelea particular con Kaymer, el alemán que busca el número 1. Para tenerlo el lunes necesita ser primero o segundo empatado con otro golfista como mucho, pero el putt no está, por el momento, a la altura del mejor jugador del año. El norirlandés parece dispuesto a pegarle un buen bocado al casi millón de euros que le saca Kaymer en la Race to Dubai, aunque la lucha por el trono europeo se decidirá en los Emiratos a finales del próximo mes. Se le ve tan en forma que las acciones del doliente Westwood para relevar a Tiger el domingo cotizan al alza.

El testigo español, mientras tanto, lo retomó Miguel Ángel Jiménez, el golfista que sostiene un idilio particular con Valderrama desde aquel albatros del hoyo 17 a mediados de la década de los 90. Ayer, como el jueves, volvió a hacer birdie en ese par 5 al que tiene tomada la medida. Repitió la tarjeta de 70 golpes y es cuarto a cinco golpes del líder, una renta exigua en un campo como el de Valderrama donde el líder, en un mal día, puede tirar 77 golpes. Le ocurrió a Pablo Larrazábal.

Mientras tanto, Sergio García por fin se dio una alegría y pasó el corte sin agobios, acción que reeditó José María Olazábal. Su pensamiento está en volver a jugar bien para cuando sea capitán de la Ryder poder competir y ver a los posibles miembros del equipo de cerca. La guillotina apartó a Álvaro Quirós y Edoardo Molinari entre los ilustres. Para el de Guadiaro supone un resbalón en su firme camino para consolidarse entre los 50 primeros del mundo, el puesto que da billetes para todos los lados. Antes de que llegue el invierno, tendrá más oportunidades. Las urgencias aún no han llegado.

Fuente: Marca.com

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