
El percance se produjo el pasado fin de semana cuando un golfista anónimo mandó con su swing la bola contra una roca fuera del recorrido. Este fallo no hubiera tenido mayores consecuencias de no ser porque el impacto causó una chispa y ésta provocó una llama que con el tiempo se extendió a más 25 hectáreas, según Buck Steven, Gerente General del campo de golf.
La ola de calor que estaba sufriendo la zona, Irvine, hizo que las condiciones fueran las idóneas para que cualquier mínimo impacto provocase el incendio. El Gerente del campo confirmó que para las labores de extinción del incendio fueron necesarios los esfuerzos de 150 bomberos del Condado de Orange.
El nombre del golfista no ha sido desvelado y no se van a presentar cargos contra él, aunque nadie le pudo evitar el mal rato de ver como el incendio iba creciendo hasta hacerse incontrolable.
Fuente: Eurosport
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