La Gala de AS hizo justicia a una Trayectoria con mayúsculas, regada por decenas de títulos e innumerables muestras de algo indiscutible: el golf no era lo mismo sin él, cambió con su aparición estelar en aquel Open Británico de 1976 y quedó huérfano de su magia cuando en 2007, harto de no poder ganarle al campo, Seve decidiera dejar de lado el golf.
Iván Ballesteros, su sobrino y motor a inyección de las empresas de Ballesteros y la Fundación que lleva el nombre del campeón cántabro, recogió el Corazón de Hierro de manos de Michael Robinson. Siempre un inglés en la vida de Seve. 'Robin' le definió como el "reinventor" del golf. Hizo subir al escenario a Iván. Este chico de Pedreña, serio durante toda la tarde, y emocionado hasta el llanto en ese momento. "Seve me ha dicho que os dé las gracias. Y que está bien, recuperándose de las sesiones de radioterapia del pasado mes". Ni las tres operaciones con la vida en juego a la que fue sometido en la cabeza pueden con él. Le tienen débil pero fuerte de corazón. "Gracias".
Fue la ovación de la noche. Qué digo, la magia de la Gala. Los asistentes se levantaron para cerrar un aplauso de gratitud, deportiva y eterna. "Seve, que sepas que estamos aquí para lo que quieras", le decía un amigo en el magnífico vídeo emitido. Pues eso campeón, que aquí estamos.
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