El pasado fin de semana, medio escondida en el puente del 12 de octubre, se dio en Copenhague la noticia que el golf de todo el mundo deseaba desde hace muchos años: el golf volverá a ser disciplina olímpica en los Juegos de verano de Río de Janeiro, en 2016.
El golf, que había sido olímpico en París, en 1900, y en St. Louis, en 1904, dejó de serlo en 1908 a causa de un boicot de los jugadores británicos a la competición, privando así al canadiense George Lyon de defender su medalla de oro. Y hasta 1984 no se volvió a hablar del golf como posible deporte olímpico.
Por eso es una sensacional noticia saber que nuestro deporte vuelve a la disciplina olímpica, puesto que aportará resonancia, reconocimiento y ayudas en todo el mundo, pero muy especialmente en lugares más necesitados como en Europa del este, Africa o Hispanoamérica.
Es una decisión que ayudará al desarrollo mundial del golf y, además, permitirá a los jugadores de golf luchar por algo realmente único, como es una medalla olímpica.
Es una decisión que ayudará al desarrollo mundial del golf y, además, permitirá a los jugadores de golf luchar por algo realmente único, como es una medalla olímpica.
La PGA de España, en estos momentos de satisfacción por haberse conseguido saldar una deuda histórica que el movimiento olímpico tenía con el golf, quiere agradecer a cuantas personas han hecho posible esta histórica decisión, muy especialmente a Claude Roger Cartier, ex presidente de la Federación Francesa de Golf, que en 1984 hizo la primera petición para que el golf se volviese a programar en los Juegos Olímpicos, y a Emma Villacieros, ex presidenta de la Federación Española de Golf, que desde su llegada a la presidencia en 1988 no cejó en su empeño de devolver al golf su etiqueta olímpica.
No cabe duda que la designación del golf como deporte olímpico es un éxito para todos los aficionados a este deporte y la junta directiva de la PGA de España quiere llamar la atención en el hecho fundamental de que todos los organismos del mundo del golf hayan hecho el esfuerzo en una misma dirección, expresando su voluntad de que el golf fuese un deporte olímpico.
Y aunque ya se han escuchado algunas voces críticas respecto a la edad de las actuales figuras del golf mundial en 2016, no cabe duda de que eso no es lo decisivo. Lo importante es que el golf ya es olímpico, que surgirán nuevas estrellas y que, cada cuatro años, se coronarán nuevos medallistas que darán gloria al deporte. Como siempre ha debido ser.
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