Al golf en Estados Unidos le sobra emoción

Hace un par de temporadas, cuando Tiger Woods se lesionó de la rodilla en el US Open de Torrey Pines y se perdió el resto del curso, alguien bautizó aquel periodo como el de www.zzzzzzzzzzzz.tw. El tiempo terminó dándole la razón porque Woods volvió sin que nadie le hubiera discutido el número 1, la atención cayó hasta límites históricos y el año golfistíco se cerro sin apenas emitir señales.

Ahora sin Woods, de nuevo, todo es mucho más divertido. Se han sucedido tres tipos al frente del ránking mundial -Westwood, Kaymer y Donald- y aunque ninguno es estadounidense, el golf en aquellas latitudes también sabe sacarle provecho a otras cosas, lo que parecía impensable hace algunas fechas.

A ello ha contribuido la emoción que ha contemplado todo lo que se lleva de año. Los últimos nueve torneos del PGA Tour se han resuelto por una diferencia de un golpe o directamente en el desempate. El último, el del St. Jude Classic, donde nuevamente Robert Karlsson volvió a perder la oportunidad de estrenarse en el Circuito Americano, como ya ocurrió el año pasado, al perder un 'playoff'.

El torneo que precedía al US Open cayó en manos de Harrison Frazar, el golfista que había perseguido un título durante 354 torneos sin éxito. Estaba tan poco acostumbrado a vivir aquellos momentos, que hasta se adelantó a acabar el hoyo, el tercero de desempate, cuando tenía la bola a un palmo del agujero, en lugar de haber aguardado a que Karlsson pateara y quedarse toda la gloria para él.

El de Frazar supuso el undécimo torneo de 25 que se llevan este año en el Circuito Americano que acababa en el desempate y cuando aún no se ha cumplido el ecuador de 2011 la marca se aproxima al récord de 16 torneos solucionados en el tiempo extra que aconteció en 1988 y 1991. Además el texano se convirtió en el séptimo ganador novato del curso. Aunque Woods esté retirado en sus cuarteles provisionalmente, el golf no se aburre en Estados Unidos.

Fuente: marca.com

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