Seve, siempre GRANDE

«Mi carácter ha mejorado, soy más amable y tolerante», decía Seve. Ayer lo volvió a demostrar invirtiendo una mañana en atender a los niños que han participado en el curso de golf organizado por su fundación. Sin prisas, sin impaciencia.

Su mensaje no ha cambiado, y la fórmula que le dio el éxito es la que predica ahora entre los niños: «El secreto es trabajo y constancia. Cuanto más se trabaje y más duro, cuando se alcanza el objetivo es más dulce». Aun cuando su forma de ser, como ha reconocido, se ha suavizado, sus consejos tienen cierto aire de regañina. «Tenéis que estar contentos y agradecidos por lo mucho que hacen vuestros padres por vosotros. Máxima lealtad y respeto hacia ellos. A veces dais mucho trabajo. Lo digo por los míos. Enhorabuena a los que han ganado, y los que no, ya sabéis lo que tenéis que hacer: trabajar un poco más el año que viene».

Sí llama la atención que Severiano, criticado en su día por ser introvertido y no excesivamente sociable, preste ahora tanta atención a los demás. En lugar de andar lamentándose y encerrarse en sí mismo, una reacción de lo más corriente, los apuros de salud le han puesto en contacto con los demás. «Yo creo que la gente, en general, es siempre generosa. Conmigo ha habido mucha gente que ha sido muy generosa durante mucho tiempo. Y yo creo que sacar una sonrisa a un niño por un momento, o a cualquier persona, pues no cuesta tanto. Y eso a mí me hace sentir muy bien».

Asegura que todos los proyectos que le mantienen ocupado no le suponen una fatiga. Al contrario. «La mejor forma de sentirse uno bien y no pensar en cosas malas, de tener buen humor y estar optimista, es estar haciendo cosas y distraído».

Como si fuera poco el vete y ven que se trae con los reconocimientos y homenajes que llueven de todo el mundo, el último, el Premio Nacional Francisco Fernández Ochoa, por «una vida entregada, de manera notoria, a la práctica, organización, dirección, promoción y desarrollo del deporte». ¿Es posible que tenga hueco para tanto trofeo y medalla? «Siempre queda un sitio -responde-. Tampoco tengo una casa tan grande, je, je, je».

No obstante, cada cosa tiene su tiempo. Ahora su atención está centrada en los 21 muchachos que han demostrado poder tener futuro en el golf. «Me encuentro muy bien y feliz y contento de ver aquí a tantos niños. Los niños siempre traen alegría y es muy bonito ver a tantos juntos con tantas ganas de jugar a este gran deporte que es el golf».

La pregunta está clara: ¿Tenemos recambio? ¿Contamos ya con otro Seve? «Bueno, eso nunca se sabe. A veces el campeón aparece de una forma inesperada. No te lo esperas, como pasó en su momento con Tiger Woods. ¿Quién iba a decir que Tiger Woods iba a ser el campeón del Masters e iba a ganar tanto hace 25 años? Era impensable. El campeón aparece de repente... y siempre aparece otro mejor, no sé por qué. Por eso están los récords, y se van batiendo. Porque aunque parezca mentira, y se diga 'como éste no vuelve a nacer otro', o 'este récord no lo va a batir nadie', eso es mentira: tarde o temprano se consigue».

Y mientras entrega los diplomas y se deja fotografiar con los aprendices, les dice cosas como «¡no sabes tú la suerte que has tenido!» o «¡vaya muñecas tienes!». Probablemente los chavales, aunque hayan escuchado mil veces sus gestas, no puedan hacerse exactamente a la idea de lo que representa para el golf el hombre que les dedica una mirada, una frase y una sonrisa y que les estrecha la mano. Que es la mano grande y fuerte de Severiano Ballesteros, el tipo duro que está aprendiendo a ser tierno.


0 comentarios:

Publicar un comentario